Los directivos de las empresas del sector de la bicicleta lo tienen claro: Para vender más, mejor y de forma sostenibles invertir en iniciativas probici proporciona un potente retorno de la inversión.
El Cycling Industry Club (CIC) es una iniciativa de la Federación Europea de Ciclistas (ECF), que trabaja desde Bruselas a través del Programa de Liderazgo de la ECF. Los miembros del club son ejecutivos de Shimano, Accell, PON (con Focus, Kalkhoff, Cervélo, BBB, Santa Cruz y otras), KMC, Cycling Sport Group (Cannondale, GT y Schwinn) y Cycleurope (que reúne marcas como Peugeot, Dahon, Bobbin, Bianchi, …), Bosch y Giant, entre otros. Los ejecutivos de estas compañías no se apuntan al CIC por casualidad sino porque ven una oportunidad para hacer crecer el mercado del ciclismo a través de la colaboración con ciudades, gobiernos y consumidores.
Invertir en el movimiento probici: una apuesta ganadora para la sociedad
Las cifras no engañan: la bicicleta es un elemento clave de desarrollo social. El informe más reciente de la ECF sobre los beneficios económicos del ciclismo muestra como los ciclistas europeos aportamos un beneficio económico y social de más de 510.000 millones de euros anuales.
Las marcas se benefician directamente de esta realidad económica y deberían ser corresponsables de los esfuerzos que desde la sociedad civil se hacen para subir a más gente a la bicicleta y generar cambios en la cuota modal, ayudando financieramente a todas estas organizaciones que promueven la movilidad activa y en particular la bicicleta como modo de movilidad personal. Existen honrosas excepciones pero en general no fluyen los fondos como cabría esperar.
Lamentablemente, en España las iniciativas ciudadanas a favor del uso cotidiano de la bicicleta son ninguneadas por un sector que mayoritariamente tiene su mirada puesta en el uso deportivo de la bicicleta como escaparate de sus productos y que no ve el potencial del cicloturismo (bien entendido) o de la movilidad ciclista. Los promotores de iniciativas cicloturistas no competitivas que dinamizan los territorios o de promoción de la movilidad ciclista sufren en sus carnes este panorama hegemónico de la bici como deporte que vaporiza los presupuestos en la esponsorización de equipos deportivos y el patrocinio de esas “marchas cicloturistas” tan conocidas y exitosas.